El que quiera azul celeste que le cueste

La frase "El que quiera azul celeste, que le cueste" tiene su origen en el Renacimiento y se relaciona con el costo y la dificultad de obrtener el color azul celeste en pinturas y frescos. En esa época, el azul celeste se lograba mezclando azul ultramar (derivado del lapislázuli) con blanco, y ambos ingredientes eran costosos y difíciles de conseguir. Por lo tanto, la frase implica que las cosas valiosas y deseables requieren esfuerzo y sacrificio para ser obtenidas, como el trabajo que implica lograr el color azul celeste. 

Explicacion:
Dificultad en la obtencion del color:
Durante el Renacimiento, el azul ultramar, necesario para obtener el azul celeste, se extraía de una piedra preciosa llamada lapislázuli, que provenía de Oriente y era muy costosa. 
Mezcla con blanco:
Para lograr el azul celeste, se debía mezclar el azul ultramar con blanco, lo que añadía un paso adicional y, por lo tanto, más costo y esfuerzo. 
Significado actual:
Con el tiempo, la frase trascendió su origen artístico y se convirtió en un refrán que significa que para alcanzar algo valioso o deseado, se requiere esfuerzo, sacrificio y disposición a pagar el precio que sea necesario. 
Uso en diferentes contextos:
Aunque su origen se remonta al Renacimiento, la frase se utiliza en diversas regiones y contextos para referirse a cualquier situación donde se deba trabajar duro para lograr un objetivo. 
En resumen, la frase "El que quiera azul celeste, que le cueste" es un refrán que destaca la relación entre el esfuerzo y la recompensa, y cómo las cosas valiosas a menudo requieren sacrificio y trabajo duro para ser obtenidas.